domingo, 18 de marzo de 2007

En ruta

Los prota´s

Estaría feo empezar todo esto sin una presentación oficial de los tres viajeros, así que ahí va un pequeño adelanto:

Adolfo
bañador adidas, 40 yuanes.
Samu
bote de alcohol de 90 grados, 4 yuanes.
bEni
gafas rayban, 10 yuanes.
tres backpackers en el metro de beijing, hora punta, con las mochilas a cuesta:
...no tiene precio

Sevilla - Londres

Jueves, 21 septiembre 2006

Volar con una Low Cost tiene sus cosillas. En nuestro caso, Ryan Air. Por 39 euros ida y vuelta, tasas e impuestos incluidos, tienes un merecido paseo por la pista hasta alcanzar tu avión, y todo bajo la lluvia.

Tampoco tienes derecho a facturar ni una maleta. Si es así, te cobran 9 euros.

Con toda la movida de las amenazas terroristas en Londres, los controles para el pasaje de mano eran abusivos, y no dejaban pasar una. A pesar de ello, el chico que nos emitió la tarjeta de embarque permitió pasar nuestras tres mochilas como pasaje de mano. Ninguna de ellas pasaba de 10 kilos.

Bueno, la de Adolfo, más bien parecía una funda de cámara que una mochila para estar 18 días en el Tíbet.

A las 23,15h. hora local, llegamos a Londres - stansted airport. En cuanto llegamos, nos hicimos de Libras y compramos un billete de bus para desplazarnos hasta Heathrow, el aeropuerto desde el que saldría nuestro vuelo de Lufthansa hacia Frankfurt, nuestro siguiente destino.

En el mimsmo terminal de llegada, está la oficina de National Express, la compañía de bus que cubre este trayecto; a las 2h. salió nuestro bus y en una hora y media llegamos a Heathrow.

Durmiendo en HeathrowYa en el aeropuerto, poco más: un buen rincón, mochilas de almohadas, cuerpo a tierra y a dormir....nuestro vuelo no saldría hasta las 9 de la mañana.

Notas

Cambio de monedas
40 € en libras.
Billete de bus stansted airport - heathrow airport
20,50 libras (más caro que el billete de avión!!)
Cena en el aeropuerto de stansted
6 libras
Subtotal anterior
1187,37 €
Nuevo subtotal
1268,37 €

Londres - Frankfurt - Beijing

Viernes, 22 sept 2006

A las 9h. salío nuestro vuelo hacia Frankfurt. En dos horas y media llegamos a Alemania y tras una corta escala, embarcamos con Air China rumbo al gigante asiático.

Tras diez horas de vuelo, por fin llegamos a nuestro primer destino: Beijing.

Beijing

Viernes, 23 septiembre 2006

A las 6,20h. hora local, llegamos a la capital china. Tras una hora y media de interminables colas en la aduana, pudimos salir del terminal.

La mayoría de sitios para alojarnos que habíamos visto estaban por la zona de la Plaza de Tiananmen, así que nuestro objetivo era llegar hacia allí.

En la misma puerta del terminal paran muchos autobuses de línea. En la acera hay un kioskillo donde venden los billetes para todos ellos. Una chica que hablaba algo de inglés nos indicó qué bus era el que nos dejaba más cerca, así que sacamos billete para el bus núm. 2 (16 yuanes) que estaba a punto de salir.

En 45 min. llegamos a la última parada de su recorrido: Edificio de la Aviación (donde también se encuentra la central de Air China y en la que se pueden comprar billetes).

Desde allí hay un pateo de más de media hora hasta la Pza. de Tiananmen. Atravesarla es otra historia: millones de chinos por todos sitios y casi 800 metros de largo, casi ná.

Nos dirigimos a lado sur-oeste de la plaza, donde se encontraba el distrito que buscábamos, Xuanwu. Un barrio comercial muy muy interesante.

Después de muchas vueltas nos quedamos en Leo Hostel.

Sin perder tiempo, alquilamos en el mismo hostel tres bicis para salir disparados hacia la estación de trenes e intentar resolver el billete de Tibet.

En Beijing hay varias estaciones de tren, y hasta que logramos que alguien nos orientara correctamente hacia la que buscábamos, perdimos casi toda la tarde.

Finalmente dimos con la estación, como para no verla; era gigantesca. Estación de Trenes Beijing Oeste

Después de mucho preguntar y no aclararnos hasta habernos dados unos cuantos paseos, aclaramos que las ventanillas de la 1 a la 4 son para la venta de billetes del T27, el tren que te lleva al Tíbet.

Nunca podremos averiguarlo, pero a veces las decisiones ariesgadas a veces tienen su fruto y las oportunidades hay que aprovecharlas al vuelo. Me explico; haciéndonos el sueco respecto al permiso para entrar en el Tíbet, en adelante TTB, nos pusimos en la cola de la ventanilla 1.

Cuando llegó nuestro turno, la funcionaria no tenía ni idea de inglés, pero ya teníamos preparado un papel escrito en chino por no recuerdo quién, que ponía algo como "3 billetes para el T27, cama blanda, sólo ida, lunes 25 setp.". Y allí que se lo plantamos en el cristal de la ventanilla.

Sin mediar palabras, la funcionaria nos indicó en el display de la caja registradora el importe total. Todo tan fácil, todo tan rápido, aquí algo no va bien. Incrédulos nosotros le intentamos preguntar si el permiso nos lo daban allí mismo, y fue cuando apareció en escena Shian, una china que estaba en otra cola y que había estado pendiente de nosotros.

Se dirigió a nosotros en inglés para decirnos que allí no nos daban el permiso, y que era necesario para poder comprar el billete. La funicionaria de la ventanilla se impacientaba dando golpecitos en la máquina registradora para que paguemos, la gente de la cola nos empujaban cada vez más y nuestra nueva amiga nos insistía en que no era posible.

120 euros por cabeza era lo que costaba el billete, y no estábamos dispuestos a arriesgarlos y quedarnos en tierra con los grilletes puestos en mitad de la interminable estepa tibetana.

Cuando ya estábamos a punto de desistir en la compra, la funcionaria nos pintó en un papel el número 16 y nos apuntaba con el dedo hacia su izquierda. Entendimos perfectamente que quería que nos dirigiéramos hacia esa ventanilla.

Adolfo se acercó rápidamente hacia ella. Una multitud de gente se agolpaban en cada una de las ventanillas, chinos por todos sitios e impacientes como si los billetes fueran los billetes hacia el paraiso...no paraban de gritar, empujar y colarse en cuanto podían.

Rápidamente pintó en un papel: "Do you speak english? We want to buy tickets for T27". El efecto fue fulminante. La funcionaria que había en la ventanilla hizo un gesto con una compañera e inmediatemante se dirigió hacia la ventanilla número 1 para atendernos. Chapó por la china.

De nuevo en la ventanilla 1, los chinos que empujaban detrás no daban crédito a sus ojos cuando vieron que aún seguíamos allí y que Adolfo regresaba con otra funcionaria para dar más guerra.

Esta nueva funcionaria nos dejó bien claro que si queríamos los billetes, teníamos que tener los permisos en regla, y que bajo ningún concepto nos lo vendería sin ellos. Justo a la derecha de nuestra ventanilla había una mesa con dos sillas que estaban desocupadas, pero el revuelo que empezó a formarse llamó la atención de dos policías que entendimos los propietarios de dichas sillas y que estaban de escaqueo.

También eran mujeres, y se bastaron con un simple gesto a las funcionarias de la ventanilla para dar el asunto por zanjado. No habría billetes para los españoles.

Nuestra nueva amiga se empeñó en su ayuda. Nos dijo que era nuestra hostel el que tenía que solicitar el permiso. Básicamente, el chollito chino con el nuevo tren consistía en obligarte a estar hospedado como mínimo tres noches en Beijing y encima demostrarlo.

A pesar de habernos quedado más o menos claro, la chica insistió en acompañarnos hasta el hostel para ayudarnos con el trámite. Por lo visto no vivía demasiado lejos de allí.

Nuestra atrevida colaboradoraTras un largo de camino en bici, Adolfo la llevó en su transportín sana y salva, y una vez en el hostel preguntamos por el permiso: 550 yuanes por cabeza y el día de hoy ya no contaba por ser demasiado tarde. Así que la bromita se traducía en estar no tres, sino cuatro días en Beijing por la cara. Todo un desastre para nuestras intenciones de aprovechar al máximo nuestra estancia en el Tíbet.



Aún sin dejar encargado en el hostel la tramitación del permiso para el día siguiente, nos fuimos con la chica a cenar y esperar a su amigo, que decía que tenía buenas noticias para nosotros. ¿Nos conseguiría el permiso gratis y para el día siguiente? Pues no, resultó ser un guía turístico que nos intentó convencer para estar esos tres días en X'ian y regresar luego a Beijing para coger el tren.

No gracias, soldados de terracota no distraerían nuestra atención, y según los correos electrónicos envíados unas semanas antes por Sebas en los que no recomendaba esta visita, decidimos desestimar los consejos de visitar esta ciudad. Además, entre Nueva York, el Foro de Barcelona y apurando Port Aventura, no creo que nos perdamos soldados distintos a los que pudimos ver en estos sitios (disculpas a los entusiastas de estos soldados y los que disfrutaron en su visita).

Notas

1 refresco y 2 cervezas en mitad de la pza. de tiananmen
10 yuanes. (1 euro)
Botines nike (de las trompetas) mientras encontrábamos alojamiento
90 yuanes (9 euros)
Leo Hostel
270 yuanes hab. triple con baño, agua caliente, Tv y aire acondicionado.
Alquiler de bicis en el hostel
20 yuanes/día y 500 yuanes de fianza.
Comida para tres en restaurante (varios platos y bebida)
125 yuanes

Beijing - Nuestro matrimonio

Domingo 24 de septiembre.

Lo primero que hicimos en la mañana fue solicitar en el hostel el TTB. Para ello entregamos nuestro pasaporte para que lo enviaran por fax y tuvimos que pagar por adelantado las tres noches de alojamiento. El permiso nos costó 550 yuanes (55 euros).

Sin nada más que hacer más que esperar a tener nuestro TTB, replanteamos nuestra estancia en Beijing: patearla hasta cansarnos.

Callejuelas, hutones, mercados y la visita a la Ciudad Prohibida ocuparon nuestro domingo en la capital.

Matrimonios a lo chino.

En los jardines de la Ciudad Prohibida vivimos una situación graciosa y comprometida al mismo tiempo, pero sorprendente en todo caso. A todo lo largo de uno de los canales que rodeaban uno de los palacios, se agolpaban multitud de hombres y mujeres de una edad ya avanzada con un solo propósito: arreglar matrimonio entre sus hijos.

Pudimos enterarnos de que esta costumbre antiguamente se cumplía a pie juntillas, pero que en la actualidad se mantenía como costumbre pero no se consumaban sin el pleno consentimiento de los jóvenes, osea, que actualmente la tradición se resumía en una simple agencia matrimonial en la que los padres ayudaban al acercamiento entres sus hijos y facilitaban esa primera cita. A alguno de nosotros no nos vendria mal...

Era increible verlos cada uno de ellos con carpetitas y libretas en la que tenían contactos de parejas potenciales para sus hijos, fotografías y no sé qué otras cosas que pudieran hablar bien de sus descendientes. Vamos, barriendo para casa.

Para darnos un respiro y tomarnos una frutita para reponer fuerzas, nos sentamos junto al canal, a continuación de la reunión de padres. Fuen entonces cuando empezaron a acercarse a nosotros. Al principio recelosos y no sabiendo muy bien qué hacíamos allí sentados. Esto iluminó la imaginación de Adolfo y se le ocurrió escribir en mi libreta una nota que decía algo como "Estamos solteros...".

Al principio todos pasaban, se paraban a leer pero nada. El cartelito en español no daba sus frutos. De repente una señora que no sabía español pero si podía manter una conversación aceptable en inglés, se nos acercó para conversar.

Nos contó que su hija vivía en Melbourne y que tenía no sé qué edad. Y que si no nos importaba apuntarnos su email. Incluso nos enseñó su foto. También nos preguntó en qué trabajábamos, si teníamos intención de matrimonio.

Acoso y derriboTodo aquello empezó a tomar otro cariz cuando empezaron a sumarse más y más curiosos. Aprovechando que ya teníamos una intérprete, nos empezaron a preguntar todos lo mismo, pero era muy curioso como la señora que primeramente nos abordó intentaba mantenernos en su atención para que desestimáramos las demas proposiciones de sus ahora competidores.



La cosa ya no hacía gracia, al menos a mí, y invité a los allí congregados que terminaran ya de hacer preguntitas porque aquí los solteros tenían prisa y se tenían que marchar.

Sobre las 18h, casi de noche, salimos de la Ciudad Prohibida y empezó a llover. Nos metimos en el primer bar que vimos y resultó ser el bar donde comimos los Dumplis más ricos que pudimos probar en todo el país. Buenísimos!

De regreso al hostel, y no muy lejos de Tiananmen, entramos en un establecimiento dedicado al Tíbet. Allí nos encontramos a unas simpáticas dependientas que estaban matando el tiempo con un juego un tanto extraño que se basaba en cantar números y decir no sé qué cuando te tocaba cantar uno de los números prohíbidos del juego.

Le echamos valor y nos unimos al juego. Sin duda, fuimos objetivos de sus rissas en nuestro intento de seguir el hilo del juego; terminaron invitándonos a té, bailándonos y regalándonos un bonito pañuelo de la amistad. Un buen rato.

"SanliTu"

Casi llegando de regreso a nuestro hostel, nos encontramos a uno de los chicos de la recepción, y aprovechamos para preguntarle por alguna zona copas. Nos recomendó una zona llamada "Sanlitú" o como se escriba. Nos lo escribió en mandarín y se lo enseñamos al primer taxista que vimos. Nos costó 30 yuanes (3 euros) desde Tiananmen.

En cuanto llegamos y bajamos del taxi nos abordaron muchísimas mujeres ofreciendo sus "Lady-Massages". Aquello era un hervidero de guiris y por tanto, un foco de oportunidades para los lugareños.

En una sola calle había concentrado muchísimos bares de copas, copas a precios occidentales, eso sí. Para los botellines de cervezas te pedían 30 yuanes (3 euros) pero les regateabas hasta que te las dejaran a 20. Era fácil, amenazabas con irte al bar de al lado y listo. Lo complicado era intentar convencer a cada camarero de un mismo local, ya que intentaban cobrarte de nuevo los 30 en cuanto pudieran, así que lo suyo era pedirle siempre al mismo camarero.

Era un domingo muerto. No había ambiente y casi todos los locales estaban vacíos. Por fin encontramos uno en el que había gente, bueno, más de tres personas. Entre ellas un brasileño con el que rápidamente encontramos tema de conversación: el Tíbet. Resultó que llevaba allí viviendo varios meses debido a negocios del padre. Y para matar el tiempo pues el chico había ido al Tíbet en el nuevo tren desde Beijing.

Era la primera persona que conocíamos que ya hubiera ido. Nos contó que había ido hacía un mes y medio y que él no había solicitado el TTB y tampoco nadie se lo pidió ni al subir al tren, ni durante el trayecto ni a su llegada. Nos dejó perplejos. De todas maneras ya teníamos pagado el permiso y sólo nos quedaba esperarlo para poder comprar nuestros billetes.

Además del brasileños conocimos a dos chicas catalanas que nos explicaron muchos truquitos para andar por este país. Una de ellas había repetido en varias ocasiones y tenía un buen amigo que llevaba años viviendo por allí. Una de las cosillas que nos explicó despejando nuestras dudas fue el fenómeno que todas las noches en Beijing nos dejaba con la boca abierta: las parejas paseando en pijama por la calle. Según esta chica es un síntoma clasista en estos tiempos de aperturismo que sufre el comunismo chino. En pocas palabras significaba: "tengo dinero como para comprar ropa para dormir, y me paseo por la ciudad en pijama para que todo el mundo lo sepa".

Dos o tres cervezas más y un buen chaparrón cerraron nuestra noche antes de irnos a descansar.

Notas

  • 3 calcetines "nike" de las trompetas del tipo tobillero: 15 yuanes.
  • mochila pequeña "north face" de las trompetas: 30 yuanes.
  • bollo de pan calentito: 1 yuan.
  • bañador "adidas" de las trompetas: 50 yuanes.
  • Entrada a la Ciudad Prohibida: 3 yuanes adultos y 1,5 yuanes estudiantes (*)
  • En el hostel, un refresco 5 yuanes.
  • 1 minuto y medio de llamada a España: 3 yuanes.
  • Desodorante roll-on: 30 yuanes (carísimo)
  • Hay tiendas de todo 2 yuanes (20 céntimos de euro)
  • En la pza. de Tiananmen 4 yuanes todo tipo de galletas y bebidas.
  • Bar cualquiera: 2 platos de pasta hervida, 2 cervezas 660 cc. y 2 refrescos: 40 yuanes.
  • Menú KFC 18 yuanes (cuando invitamos a la china que nos ayudó en la estación. Este fast-food es el delirio de los chinos.
  • Tienda de electrónica en la pza. de Tiananmen, aparentemente seria por su aspecto y por el de los dependientes, y en el que no se te ocurría regatear el precio marcado en sus productos: 1 SD Memory 1 Gb. marcada con 830 yuanes nos la dejaba a 200 yuanes. De todas maneras no nos la llevábamos porque nos parecía cara y además llevábamos un disco duro de viaje de 60 Gb. (gracias a los compis de viavansi ;-) )

*Enseñamos tres carnés distintos: alberguista caducado, federación de montaña y el del video club. La tía de la ventanilla decía que nanai, que no tenían foto....jejeje. Nosotros que sí, que valían, y la gente de la cola venga a protestar. Al final nos vendió la entrada de estudiantes.

Secret Wall

Lunes 25 de Septiembre.

Secret WallEl día anterior habíamos contratado una excursión en nuestro hostel para ir a visitar un tramo de la Muralla China que nos habían aconsejado. La llamaban The Secret Wall, porque estaba muy inaccesible y nunca había nadie. De hecho, durante nuestra visita sólo estábamos los del hostel.

Tras tres horas de furgoneta llegamos al inicio de lo que sería un treking de más de dos horas. Bonitas vistas, por fin un poco de aire limpio y un merecido almuerzo en una aldea al final de nuestro recorrido.

Sobre las 16,30h. regresamos al hostel y no parábamos de darle vueltas al asunto del permiso, billete de tren y los días que nos habían hecho firmar allí. Así que tuvimos una nueva inquietud y una nueva idea.

Con el testimonio del brasileño que nos aseguraba que él fue sin permisos, y con la primera intención que tuvo la funcionaria de la ventanilla núm. 1 de vendernos el billete sin ningún tipo de explicación, pensamos en presentarnos allí de nuevo a probar suerte.

Una vez más llegamos a la estación, y esta vez estaba aún más llena que la vez anterior, increible pero aquella masa de chinos parecía que brotaban de las paredes. Otra vez el truquito del papel escrito en inglés y pegado en el cristal de la ventanilla número 16, donde volvía a estar la chica que hablaba inlgés, nos sirvió para preguntarle si era posible pagar con tarjeta. Nos dijo que ella misma nos atendía pero que no era pagar con tarjeta. Así que desistimos en la idea y nos marchamos a cenar algo.

Seguíamos dándole vueltas al asunto, y fué entonces cuando Samu insistió: busquemos un cajero, regresemos directamente a la ventanilla núm. 1 y pasemos de la funcionaria que habla inglés. Dicho y hecho.

En la misma estación, en los bajos comerciales del exterior había un China Post. Allí sacamos cada uno 2000 yuanes (200 euros).

Ya con el dinero en la mano, nos dirigimos esta vez a la ventanilla número uno para intentar camelar a la funcionaria y comprar los billetes sin más. Pero esta vez algo no era igual; junto a la ventanilla, había una mesa con dos policías sentadas, las mismas que la otra vez pero con la diferencia de que estaba vez no estaban de escaqueo, es más, a cada usuario que salía de la ventanilla lo hacían pasar por su mesa y rellenaban un papel que parecía una especie de registro: ¿sería el control de permisos para entrar en el Tíbet? ¿por qué el otro día no lo pedían? ¿nos lo pedirán a nosotros? ¿nos ahorramos esta interminable cola y nos regresamos al hostel a emborracharnos?

Esperamos nuestro turno, presentamos allí mismo nuestro papelito escrito en mandarín "dame de una puta vez 3 billetes para Lhasa en cama blanda para el día tal", pero esta vez la funcionaria no estaba por la labor. Llamó a la de la ventanilla núm. 16, llamó a las dos policías, y por poco llama a la sobrina de Mao.

Una de las policías se dirigió a mí y sin entenderle ni una sóla palabra comprendí que me dijo algo como: "pero hijo, si llevamos dos días diciéndote que necesitas el permiso...". Entonces saqué el recibo que me dieron en el hostel como justificante de haber pagado los 550 yuanes para obtener el permiso. La historia cambió, y la policía de repente se convirtió en nuestra aliada gritándole a las dos funcionarias de la ventanilla que nos dieran de una vez los billetes, que al menos teníamos el resguardo que "acreditaba" haber pagado algo.
En definitiva, un recibo que ni estaba firmado, ni sellado por el hostel y que nos valió para que nos vendieran de una vez por todas nuestro billete hacia el Tíbet. Una vez pagados los billetes, las policías nos pidieron los pasaportes e incribieron el nombre y número de sólo uno de ellos, ¿alguién me lo explica?

No lo podíamos creer. Menuda odisea para sacar los billetes y encima sin permiso. Aún mareados por el bullicio y la tensión de la estación, caminamos hasta la parada de metro más cercana que nos dejó de nuevo en Tiananmen.

Notas

  • Billete de tren Beijing-Lhasa (soft sleeper): 1216 yuanes.
  • Billetes de metro: 2 yuanes
  • Sellos para postales: 4,5 yuanes
  • Subtotal anterior: 1268,37 €
  • Cajero: 198 € (2000 yuanes)
  • Nuevo subtotal: 1466,37 €

Beijing y sus Hutongs

Martes 26 de septiembre.

Mañana de paseos por la capital y comprando cosillas para el viaje.

Fuimos hasta la central de tickets de Air China, la cual habíamos visto cuando nos bajamos del bus que nos trajo del aeropuerto al estar en el mismo edificio.

Allí compramos el billete de avión Lhasa - Beijing, el cual también se negaron en vendernos ya que nos pedían un permiso de "vuelta", es decir, otro permiso para salir del Tíbet. Increible, ahora un permiso para salir. Aquello se parecía a alguna secuencia de la película de Summers "To er mundo e güeno". Cámaras no faltaban así que ¿por qué no íbamos a ser nosotros esos afortunados actores de ocasión?

Ojos bien abiertos, un palmatazo en la mesa de la funcionaria y caras de pocos amigos. Esto fue el resultado de nuestra poca paciencia, así que la chica, que hablaba un perfecto inglés, no pidió que por favor esperáramos que tenía que consultarlo con sus superiores.

En unos minutos se presentó con refuerzos, pero sólo la acompañaron para ponernos cara de "aquí no ha pasado nada y tomen sus billetes". No nos extrañó en absoluto esas caras tan felices con las que volvieron al ver lo que nos clavaron por los dichosos billetes: 250 euros!

El resto de la tarde la pasamos visitandos varios Hutongs repartidos por la capital: la esencia de este pueblo, sin duda.

Puestecillo de comida



Kiosko atendido por un perrito



Dónde está la mosca



Insistiendo con el Taichi



Calles de un Hutong



Carniceria en un Hutong



Gente con clase











En uno de ellos, pasamos por una calle en la que había muchas peluquerías. Todas muy cerca una de la otra. Samu pensó que no le vendría mal un pelaito, y que le molaría pelaran en un sitio así.

Entramos en una de ellas, y con el gesto universal de "vengo a pelarme" hicimos nuestra presentación; la chica nos dijo que de pelarse nada, que la única que la pelaba era ella, y no precisamente los malos pelos de Samu.

El único inglés que aquella chica sabía lo utilizó para dejarnos claros cuál era su trabajo allí: lady massages, y no penséis en un mansaje oriental de esos que tanta fama tienen. La cosa era más simple, era una chica alegre.

Así que el pelaito tuvo que posponerse y salimos de allí con algo más aprendido: las peluquerías en Beijing tienen güasa.

Saliendo ya del último Hutong que encontramos, dimos a parar a un centro comercial enorme. Pero esto era diferente, era para gente con dinero. Parece raro decir esto en un país comunista pero los precios que allí habían eran precios occidentales, y por supuesto que nada de regateos.

Estos aires occidentales nos refrescaron la memoria y nos abrió la sed de una buena birra y un poco de musiquita, así que pillamos un taxi y le pedimos que nos llevara a la zona de bares en la que estuvimos el pasado Domingo, el Sanlitú.

Súbete a la barra El ambiente era bien distinto. Estaba super animao y todos los locales estaban repletos. Mucho guiri y poco lugareño eso sí.

En el primer local que probamos conocimos a un simpático Noruego con el que hicimos amistad continuamos la ronda de locales y birras. Nos contó que era su último día de trabajo en aquel país. Y tabmién nos contó que tenía claustrofobia en los aviones y que pretendía coger una buena cogorza esa noche para coger su avión a primera hora de la mañana y dormir hasta llegar a su tierra.

con el noruegoLa verdad es que eso era una empresa complicada, ya que el tipo era enorme y robusto, y por más que bebía y nos invitaba ni se enteraba. Qué aguante....y yo tumbao en la cuarta cerveza, pero eso fue después de subirme a la barra, bailar con la cantante del grupo que tocaba en directo y revolucionar a todo el bar; llegó el equipo hispano-noruego y aquello se desmadró. Todo el mundo se contagió y al rato el bar entero estaba bailando entre las mesas.

El resto de la crónica de este día se resume en taxi para el hostel y poco más, al menos eso me contaron Adolfo y Samu al día siguiente. Nada como hacerse el borracho y dormirse en el taxi para no pagar. (y eso que eran 30 yuanes entre tres, osea 1 euro por cabeza :-) )

Notas

  • Subtotal anterior: 1466,37 €
  • Billete Air China Lhasa - Beijing: 256,06 € (pagado con tarjeta)
  • Nuevo subtotal: 1722,43 €

Beijing - Lhasa

Miércoles, 27 de septiembre.

Era día de recogida de bártulos y salida del hostel pero con la paliza cervecera de la noche anterior las sábanas se nos quedaron pegadas y nos levantamos a las 12,15h. Y hasta las 13,15h. no hicimos el check-out, pero el staff era enrollado y no pasó absolutamente nada. Dejamos allí nuestras mochilas e hicimos reserva de una habitación triple para nuestra vuelta del Tíbet, sin baño pero con ventana!

Estvimos todo el día dando vueltas haciendo tiempo hasta la hora de nuestro tren, que salía a las 21,30h. Callejeando tuvimos un desafortunado encuentro con unos vendedores ambulantes que nos intentaban vender la piel de un tigre. Bajaron hasta los 50 euros. Por cincuenta míseros euros matan a un tigre y venden su piel tan campante delante de todo el mundo y sin ningún tipo de escrúpulos. Vergonzoso.

David podría contar más calamidades de este tipo a su paso por Ghana, donde la calle era un mercado de todo tipo de especies salvajes.

estación oeste de BeijingCon el tiempo casi justo, regresamos al hostel, compramos provisiones para el viaje y pillamos el metro para dirigirnos hacia la estación. Nuestro viaje hacia el Tíbet no había hecho más que empezar.

el T27Cuando entramos en el tren y en nuestro compartimento nos quedamos boquiabierto, menudo lujo. Tenía cuatro camas en forma de dos literas. Cada cama tenía una pantalla de Tv, luz de lectura, aire acondicionado y hasta una toma de oxígeno por si lo necesitabas cuando el tren alcanzara su altitud máxima (5.200 metros aprox.).

Tuvimos un comañero de viaje, el chino ruiditos. En cuanto entró y vió a tres güiris puso cara de pocos amigos, y sin mediar palabras ni gesto alguno, se echó en su cama y a los dos segundos el tío ya se estaba marcando un solo con pavaroti: cómo roncaba en canalla!! Menos mal que a la mañana siguiente lo cambiaron de compartimento, el tío encima se quejaría a sus compatriotas, no te jode.

Beijing - Lhasa (día 1)

Jueves, 28 de septiembre.

Nos despertamos temprano y desayunamos en el vagón comedor: sopa, café, pan de arroz y huevo duro 75 yuanes entre los tres. A las 9h. llegaos a X'ian. Allí hizo una parada de unos 25 minutos en la que bajamos para comprar fruta a los vendedores ambulantes que encontramos en el mismo andén.

En esta misma parada subió un grupo de cinco catalanes con el que coincidiríamos en muchas ocasiones durante todo el viaje y estancia en Lhasa. Los conocimos porque acudí a ellos para que me solucionaran una papeleta que surgió con mi equipo: el puerto de datos de mi cámara se jodió y no podía volcar las tarjetas en el disco duro que llevaba, así que con la cámara de éstos pudimos hacer varias descargas hasta que llegamos a Lhasa.

Alguno de ellos repetían visita al Tíbet y nos contaron muchísimas cosas de allí y nos dieron algún que otro consejo. Nos contaron también que el permiso lo resvolvieron desde España contratándolo directamente con la agencia de viajes, y ésta fue la que se los tenía preparados a su llegada a China.

entevista del canal CC-TVUna hora antes de llegar a la siguiente parada, Lan Zhou, el canal de televisión CC-TV entró en nuestro compartimento para hacernos una entrevista. Nos preguntaron acerca del nuevo tren, el trato del personal, la seguridad y qué esperábamos encontrar en el Tíbet. No tenemos fotos de la entrevista ya que un desgraciado incidente con la cámara de Adolfo dejó en el tintero un montón de fotos chulas, incluída la entrevista, aunque sobrevivió una de su despedida mientras nos grabaron desde el exterior del tren.

Notas

  • dos bolsas de mandarinas y manzanas: 20 yuanes.
  • Billete tren X'ian - Lhasa: 900 yuanes.

Beijing - Lhasa (día 2)

Viernes, 29 de septiembre.

amanacer en el caminoUn fortísima luz que entraba por la ventana nos despertó. Un paisaje totalmente distinto al de la mañana anterior: altísimas montañas nevadas contrastaban con un interminable meseta que tardamos todo un día en atravesar.

Con tantas horas de viaje tuvimos más que suficiente para hacer una planificación de nuestra estancia en el Tíbet y darnos cuenta de que cinco días mal contados no eran prácticamente nada para hacer todo lo que teníamos pensado. Cuatro días en Beijing cuando pensábamos estar no más de dos, y otros dos días en el tren, sumaron cinco días preciosos para permitirnos hacer más cosas a nuestra llegada, como por ejemplo preparar la visita al campamento base del Everest (5200 m).

A todo esto había que añadirle los días de adaptación a la altura. Todo lo que leimos al respecto nos decía que al menos una semana había que estar en Lhasa para una aclimatación adecuada. Viajeros como los catalanes del tren que ya habían estado, nos decían que como mínimo 4 ó 5 días, y por encima de todo, el factor individual de adaptación de cada uno de nosotros, factor difícil de calcular.

A las 20,30h. llegamos a la estación de Lhasa. Allí nos despedimos de los catalanes y pillamos un bus que en 20 minutos nos llevaría hasta la ciudad. Tenía una única parada, en la Estación de Bus del Suburbio del Este.

Un taxi nos dejó por 10 yuanes en la puerta del hotel Yak, en pleno centro de la ciudad y desde el que pensábamos tantear los distintos alojamientos que por allí estaban situado. Nos habían recomendado el Yak y el SnowLand. Este útlimo estaba completo, así que nos alojamos en el Yak Hotel.

El hotel estaba muy bien: agua caliente 24h., servicio de lavandería, masajes, internet hasta las 3 de la madrugada. Nos dimos una ducha y salimos a dar una vuelta por todos los albergues, hoteles y bares de viajes, pues en los tablones de anuncios de estos sitios es donde se cocinan diariamente las excursiones a todos sitios. Los anuncios demandaban u ofrecían plazas para compartir vehículos 4x4.

tablón de anunciosLos había para todos sitios y de todas las duraciones, desde 4 días hasta 15 días. En todos ellos un factor en común: estar aclimatado. De no ser así nadie te querría en su todo terreno y fastidiar la travesía al resto.

Tras el paseo informativo, nos fuimos a la plaza de BackHor, centro de peregrinación. Allí cenamos en el restaurante Tibetan Lhasa Kitchen, el cual tenía un extenso "english menú", importante pedirlo si no tienen fotos de las comidas...

Lhasa - conociendo la capital

Sábado, 30 de septiembre.

Nos levantamos tempranos con la única intención de buscar y contratar alguna escapada para aprovechar al máximo los pocos días que íbamos a estar. Asumimos la no aclimatación que teníamos y por ello tampoco pusimos mucho empeño en buscar compañeros de viaje para economizar el gasto.

calles de Lhasa

Después de muchas vueltas y muchos presupuestos finalmente contratamos un 4x4 con conductor para 3 días y 2 noches. Visitaríamos las dos ciudades más importantes del sur-oeste del Tíbet, y el lago más alto del mundo al norte. Todo por 3400 yuanes, por supuesto regateado.

preguntando preguntando

El precio incluía:

  • Vehículo y combustible.
  • Conductor, alojamiento y comida de éste para los tres días.
  • Y las visitas a: Yamdrok-tso, Shigatse, Gyantse y Nam-Tso.
  • No incluía las dos noches de alojamientos, ni comidas, ni entradas a templos o parques.



la autoridad Este viaje nos ocuparía casi al completo el resto de nuestra estancia, así que esta misma mañana la dedicamos a patear todo lo pateable en Lhasa: calles, mercadillos, palacio de Potala, plaza de Barkhor...

Terminamos reponiendo fuerzas con una cena alucinante a base de filetones de Yak en el SnowLand Restaurant. Brutal.

pidiendo información palacio de potala orando frente al potala tortas de utrera más fieles

Notas

  • Último subtotal: 1722,43 €
  • Retirada en cajero automático: 1000 yuanes (100 €)
  • Nuevo subtotal: 1822,43 €

Provincia de Tsang

Domingo, 1 de octubre.

Yamdrok-Tso



nuestro 4x4 Salimos a las 7,30h. de la mañana y pusimos rumbo a Yamdrok-Tso, un lago de aguas turquesas y que está a una altitud de 4448m. Para disfrutar de sus vistas subimos hasta el Kamba-La, un alto de 4794 m. y desde el que además se podía ver el monte Nojin Kangtsang, de 7191 m.

Yamdrok-Tso

Gyantse

Desde allí partiríamos hasta Gyantse por pistas que discurrían a través del increible valle de Nyang-Chu.

Gyantse está a 3950 m. de altitud y posee uno de los templos más importantes del Tíbet, el Pelkor, construido en 1418. En él nos encontramos de nuevo a los catalanes, que venían de Shigatse, lugar donde estarían alojados esa noche.

Shigatse

Ya fuera de las pistas, retomamos la carretera, concretamente el tramo sur de la conocida Fiendship Hwy. hasta llegar a la segunda ciudada más importante de esta provincia, situada a 3900 m. de alitud. Y por supuesto que también tiene un monasterio importante, como casi todas las ciudades del Tíbet. El monasteriio Tashilhumpo fue fundado en 1447, y está entre los seis más importantes de la zona.

Aquí llegamos muy tarde y con poco tiempo más que para quitarnos la tierra de encima en una reconfortante ducha y cenar algo. Una vez más, en el restaurante donde cenamos nos encontramos al grupo de catalanes. Los únicos clientes del restaurantes y allí nos tuvimos que encontrar. Nuestros caminos estaban destinados a encontrarse alguna que otra vez.

el maestro

Notas

  • Hotel Gang-Gyan Orchard Hotel (Shigatse): 150 yuanes hab. triple sin baño.

Provincia de Ü

Lunes, 2 de octubre.

Esta provincia o prefectura al norte de Lhasa, a diferencia que la provincia de Tsang, no requiere permisos para poder entrar o salir. El único propósito con el que vinimos a ella fue para contemplar el Lago más alto del mundo. Un lago de aguas turquesas y saladas situado a 4718 m. de altitud. Tiene más de 70 kms. de longitud, 30 kms. de ancho, y 35 m. de profundidad en su punto más profundo. Es el segundo lago más grande de China.



para entretenerse con las vistas Para llegar a él antes tuvimos que atravesar otro espectacular valle rodeado de montañas nevadas y con las vistas más espectaculares que jamás había visto. Águilas, zorros, ovejas y por supuesto manadas y manadas de yak´s fueron nuestros compañeros de viaje durante las más de cinco horas que tardamos en atravesar.

Sin duda para una próxima visita al Tíbet, este recorrido sería muy recomendable plantearlo como un trekking de unos dos o tres días. Queda apuntando.

Cuando ya parecía que acababa el valle, una nube muy densa ocupaba nuestro camino. De repente unos niños aparecen cargando con unos cestos de mimbre llenos de huevos. Se acercaron a las ventanillas del coche para vendernos huevos duros. Increible, pero no entendíamos nada. Bajamos del coche y pudimos apreciar cómo otros niños metían las cestas en una especie de alberca con agua tan caliente que era el origen de esa nube. Era vapor de agua.

huevos a lo chervovill

Con el hambre que teníamos no dudamos en comprarle huevos y sin ningún tipo de escrúpulos nos lo comimos. Buenísimos. Pensamos que serían aguas termales, pero cuando nos marchamos de allí y avanzamos unos metros con el coche pudimos apreciar a lo lejos una fábrica con altas chimeneas: ¿vendría ese agua de aquella fábrica? ¿por qué estaba tan cerca esa fábrica de aquella alberca? mejor no preguntamos....pero sí podemos demostrar que los "huevos a la chernovill no matan". Tal dentro de unos días tengamos las mejillas como aquellos niños, osea, como dos tortas de aceite de Utrera.

Tras varios kilómetros ya de carretera, pasamos por un control que no era otra cosa que un atraco del gobierno chino: 80 yuanes por pasar si queríamos continuar por aquella carretera que daba acceso al lago.

El punto más alto de la carretera nos llevó hasta La Ken La, un alto de 5190 m. desde el que se podía divisar el lago. Este punto fue el más alto que alcanzaríamos en todo nuestro viaje. Tanto Samu como Adolfo en algún que otro momento sí tuvieron dolores de cabeza, síntoma claro, pero sobre todo, lo que sí notábamos con creces los tres, era la respiración. En cuanto hacías algo distinto a dar un paso más rápido de la cuenta, o subir a algún risco para tomar una buena foto, suponía una respiración entrecortada como si hubieras corrido los 50 metros libres.

La Ken La, un alto de 5190 m.



familia Antes de llegar a los pies del lago, hicimos una parada en una tienda que había con una familia que te invitaba a té de yak a cambio de una propinas por supuesto. Turistada.

el lago más alto del mundo, y además es salado

Pocos kilómetros más adelante ya encontramos el campamento donde pasaríamos la noche. Un campamento de tiendas para alquilar a turistas. También puedes quedarte donde quieras si llevas tu propia tienda. Pero eso sí, hay que ir preparado para el frío. Frío tela.

Llegamos a la hora justa para contemplar uno de los atardeceres más espectaculares. El sol escondiéndose sobre el lago y proyectando las últimas sombras del día de las montañas que lo rodeaban. Sin duda, todos aquellos kilómetros sufridos en el 4x4 ya habían sido más que amortizados y recompensados.

A la noche cenamos en la tienda de la familia que nos alquiló la tienda. Junto a un grupo de italiano, los conductores de los 4x4 y la familia anfitriona, degustamos una exquisita sopa de pasta elaborada por ellos mismos y unas ricas cebollas. Para beber, por supuesto, té de yak.

Atardecer en el lago más alto del mundo

Notas

  • En el lago, 1 cabaña de 3 camas: 30 yuanes cada uno.
  • Para dormir aquí se puede traer tienda propia.
  • Recomiendo saco de dormir. Te dan mantas pero se pasa frío.

Regreso a Lhasa

Martes, 3 de octubre.

Día de regreso a Lhasa. A las 17h. llegamos al Yak Hotel donde nos volvimos a alojar. La tarde la ocupamos en ocalizar la estación de bus del aeropuerto, su horario y en dar un paseo por los mercadillos del centro.

A la noche nos dimos el último homenaje en el SnowLand Restaurant de filetones de Yak.

Lhasa - Beijing

Miércoles, 4 de octubre.

En la misma puerta del hotel cogimos un taxi que nos llevó hasta la estación de bus del aeropuerto. Camino de vuelta a Beijing haciendo escala en Chengdu.

Llegamos de nuevo a la capital, regresamos al mismo hostel donde habíamos dejado hecha reserva y pal sobre. Todo el día perdido en el viaje, salimos a por la mañana de Lhasa y hasta a las 0,30h. no llegamos a nuestro hostel.

Notas

  • Taxi desde el Yak Hotel hasta la estación de bus del aeropuerto: 10 yuanes
  • Estación de bus del aerpuertos: junto al palacio de potala.
  • Bus del aeropuerto: sale a cada hora, y cuesta 25 yuanes. Tarda 1 hora en llegar, está a 96 kms.

Beijing

Jueves, 5 de octubre.

Pillamos tres bicis por 10 yuanes cada una. Todo el día de arriba para abajo con las bicis, visitando algún que otro palacio o rincón de interés.

En uno de los más concurridos cruces de la ciudad, Adolfo se despistó y tiramos por direcciones distintas, así que el resto de la tarde lo pasamos por separados esperando vernos a la vuelta en el hostel.

Adolfo no perdió el tiempo, y en el primero semáforo en rojo con el que se volvió a topar, aprovechó para preguntar a una simpática chinita por no sé qué dirección. La pregunta se convirtió en conversación, y la conversación se convirtió en una invitación a un lugar muy peculiar, un centro de karaokes privados.

Era una galería en la que se alquilaban pequeñas salas equipadas con un completo equipo de karaoke. Esta afición por cantar les vuelve loco, y tenemos vídeos que demuestran que es una afición "ciega" y sobre todo "sorda", porque malos son con avaricia.

Por otra parte, Samu y yo, encontramos un centro enorme de masajes. Totalmente de lujo y a un precio para nosotros muy razonables. Por 160 yuanes estuvimos disfrutando de todos los servicios adicionales al masaje de una hora. Duchita reconfortante, afeitado, lociones y cremitas. Ya nos hacía falta un poco de atención para nosotros mismos.

Sincronizados como un reloj, nos encontramos con Adolfo camino de vuelta en una de las calles del barrio donde estábamos alojados. Devolvimos las bicis en mitad de un tumulto callejero: dos señores se liaron a tortas por una discusión, bueno, más bien uno se lió a tortas con el otro. Todo quedó en una simple anécdota que no dejó de sorprendernos, ya que en una ciudad con tantos millones de chinos, tanta circulación, y en general tanta magnitud en todo lo que intentes medir, nos había sorprendido no haber visto ningún altercado, aunque hubiera sido una absurda discusión de tráfico.

Notas

  • Bicis: 10 yuanes / día. y 500 yuanes de depósito entre los tres.
  • Masaje: 1 hora, 160 yuanes. Incluía bebida (té), y acceso a los baños de lujo, donde puedes incluso afeitarte.

Último día en Beijing y en China

Viernes, 6 de octubre.

A las 12h. hicimos el check-out en el hostel y dejamos allí las mochilas para pasar el día por la ciudad. Visita a Silk Street para gastar todas las divisas que nos sobraban y poco más.

A las 21h. regresamos al hostel para recoger nuestras mochilas y despedirnos de la gente con una cervezas. Sobre las 23h. pillamos un taxi hasta el aeropuerto para pillar nuestro vuelo, que salía a las 2h.

Notas

  • Taxi desde Tiananmen hasta el aeropuerto: 120 yuanes, tarda unos 35 min.

Beijing - Londres

Sábado, 7 de octubre.

Tras 12 horas de vuelo llegamos a Frankfurt. Una corta escala y cogimos otro avión para Heathrow - Londres. Eran las 8 de la mañana y teníamos todo un día por delante para disfrutar de esta espectacular ciudad.

Adolfo y yo ya la conocíamos, pero Samu no, así que nos hicimos el propósito de hacer una vista express e intentar enseñarle lo más emblemático. Nos pusimos manos a la obra y empezamos por explicarle que aquí los pobres ahora éramos nosotros;

La idea era liberarnos de nuestras mochilas, así que nos dirigimos hacia Victoria Station, que era la estación donde las consignas (luggages) cerraban más tarde, a las doce de la noche, frente a las once que era el horario de las demás.

El Soho, como no podía ser menos, fue nuestra primera parada. Cerveza y hamburguesón en Ed´s (easy dinners).

Barrio Chino y Trafalgar Square fueron nuestras siguientes paradas. Evidentemente, no teníamos tiempo para visitar la recomendada National Gallery.

Desde allí caminamos hacia el Big Ben: parlamento, Thamesis y pequeño pateo más hasta pillar un metro que nos llevó Hyde Park.
Picadilly Circus, Convent Garden seguidas de unas pintas en The Court & Horse, típica taberna londinense, a cuyo dueño convencimos para visitar Sevilla.

Ya atardeciendo, disfrutamos de unas espectaculares vistas en el crepúsculo de la tarde con la Torre de Londres como protagonista.
Aunque suene a friki, también pudimos deleitarnos con la presencia del F1 de Kimi Raikonnen, futuro coche de nuestro campeonísimo Fernando Alonso.

De nuevo en el Soho, cenamos y tomamos más pintas en Barsolona hasta acercarnos a la hora límite para recoger nuestras mochilas en Victoria Station.
Autobús hacia el aeropuerto y un confortable suelo fue nuestra última cama para esa noche. A las 7h. saldría nuestro vuelo de regreso a Sevilla tras los famosos controles de equipaje que por estas fechas tuvieron a todo el mundo mareado entre bolsitas transparentes, materiales prohíbidos y más de lo mismo con la psicosis de un ataque terrorista.

Notas

  • Victoria Station: consignas hasta las 12 de la noche; 6 libras por bulto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He encontrado por casualidad este blog y me encanta tu manera de explicar el viaje. Tíbet es un viaje que me gustaría hacer y espero contar con tus consejos.
Un beso
Maria José, de Barcelona

bEni dijo...

Gracias María José.

Será un placer responderte a cualquier pregunta.

Mi correo es benigala@gmail.com