domingo, 18 de marzo de 2007

Llegada a Beijing

Viernes, 23 septiembre 2006

A las 6,20h. hora local, llegamos a la capital china. Tras una hora y media de interminables colas en la aduana, pudimos salir del terminal.

La mayoría de sitios para alojarnos que habíamos visto estaban por la zona de la Plaza de Tiananmen, así que nuestro objetivo era llegar hacia allí.

En la misma puerta del terminal paran muchos autobuses de línea. En la acera hay un kioskillo donde venden los billetes para todos ellos. Una chica que hablaba algo de inglés nos indicó qué bus era el que nos dejaba más cerca, así que sacamos billete para el bus núm. 2 (16 yuanes) que estaba a punto de salir.

En 45 min. llegamos a la última parada de su recorrido: Edificio de la Aviación (donde también se encuentra la central de Air China y en la que se pueden comprar billetes).

Desde allí hay un pateo de más de media hora hasta la Pza. de Tiananmen. Atravesarla es otra historia: millones de chinos por todos sitios y casi 800 metros de largo, casi ná.

Nos dirigimos a lado sur-oeste de la plaza, donde se encontraba el distrito que buscábamos, Xuanwu. Un barrio comercial muy muy interesante.

Después de muchas vueltas nos quedamos en Leo Hostel.

Sin perder tiempo, alquilamos en el mismo hostel tres bicis para salir disparados hacia la estación de trenes e intentar resolver el billete de Tibet.

En Beijing hay varias estaciones de tren, y hasta que logramos que alguien nos orientara correctamente hacia la que buscábamos, perdimos casi toda la tarde.

Finalmente dimos con la estación, como para no verla; era gigantesca. Estación de Trenes Beijing Oeste

Después de mucho preguntar y no aclararnos hasta habernos dados unos cuantos paseos, aclaramos que las ventanillas de la 1 a la 4 son para la venta de billetes del T27, el tren que te lleva al Tíbet.

Nunca podremos averiguarlo, pero a veces las decisiones ariesgadas a veces tienen su fruto y las oportunidades hay que aprovecharlas al vuelo. Me explico; haciéndonos el sueco respecto al permiso para entrar en el Tíbet, en adelante TTB, nos pusimos en la cola de la ventanilla 1.

Cuando llegó nuestro turno, la funcionaria no tenía ni idea de inglés, pero ya teníamos preparado un papel escrito en chino por no recuerdo quién, que ponía algo como "3 billetes para el T27, cama blanda, sólo ida, lunes 25 setp.". Y allí que se lo plantamos en el cristal de la ventanilla.

Sin mediar palabras, la funcionaria nos indicó en el display de la caja registradora el importe total. Todo tan fácil, todo tan rápido, aquí algo no va bien. Incrédulos nosotros le intentamos preguntar si el permiso nos lo daban allí mismo, y fue cuando apareció en escena Shian, una china que estaba en otra cola y que había estado pendiente de nosotros.

Se dirigió a nosotros en inglés para decirnos que allí no nos daban el permiso, y que era necesario para poder comprar el billete. La funicionaria de la ventanilla se impacientaba dando golpecitos en la máquina registradora para que paguemos, la gente de la cola nos empujaban cada vez más y nuestra nueva amiga nos insistía en que no era posible.

120 euros por cabeza era lo que costaba el billete, y no estábamos dispuestos a arriesgarlos y quedarnos en tierra con los grilletes puestos en mitad de la interminable estepa tibetana.

Cuando ya estábamos a punto de desistir en la compra, la funcionaria nos pintó en un papel el número 16 y nos apuntaba con el dedo hacia su izquierda. Entendimos perfectamente que quería que nos dirigiéramos hacia esa ventanilla.

Adolfo se acercó rápidamente hacia ella. Una multitud de gente se agolpaban en cada una de las ventanillas, chinos por todos sitios e impacientes como si los billetes fueran los billetes hacia el paraiso...no paraban de gritar, empujar y colarse en cuanto podían.

Rápidamente pintó en un papel: "Do you speak english? We want to buy tickets for T27". El efecto fue fulminante. La funcionaria que había en la ventanilla hizo un gesto con una compañera e inmediatemante se dirigió hacia la ventanilla número 1 para atendernos. Chapó por la china.

De nuevo en la ventanilla 1, los chinos que empujaban detrás no daban crédito a sus ojos cuando vieron que aún seguíamos allí y que Adolfo regresaba con otra funcionaria para dar más guerra.

Esta nueva funcionaria nos dejó bien claro que si queríamos los billetes, teníamos que tener los permisos en regla, y que bajo ningún concepto nos lo vendería sin ellos. Justo a la derecha de nuestra ventanilla había una mesa con dos sillas que estaban desocupadas, pero el revuelo que empezó a formarse llamó la atención de dos policías que entendimos los propietarios de dichas sillas y que estaban de escaqueo.

También eran mujeres, y se bastaron con un simple gesto a las funcionarias de la ventanilla para dar el asunto por zanjado. No habría billetes para los españoles.

Nuestra nueva amiga se empeñó en su ayuda. Nos dijo que era nuestra hostel el que tenía que solicitar el permiso. Básicamente, el chollito chino con el nuevo tren consistía en obligarte a estar hospedado como mínimo tres noches en Beijing y encima demostrarlo.

A pesar de habernos quedado más o menos claro, la chica insistió en acompañarnos hasta el hostel para ayudarnos con el trámite. Por lo visto no vivía demasiado lejos de allí.

Nuestra atrevida colaboradoraTras un largo de camino en bici, Adolfo la llevó en su transportín sana y salva, y una vez en el hostel preguntamos por el permiso: 550 yuanes por cabeza y el día de hoy ya no contaba por ser demasiado tarde. Así que la bromita se traducía en estar no tres, sino cuatro días en Beijing por la cara. Todo un desastre para nuestras intenciones de aprovechar al máximo nuestra estancia en el Tíbet.



Aún sin dejar encargado en el hostel la tramitación del permiso para el día siguiente, nos fuimos con la chica a cenar y esperar a su amigo, que decía que tenía buenas noticias para nosotros. ¿Nos conseguiría el permiso gratis y para el día siguiente? Pues no, resultó ser un guía turístico que nos intentó convencer para estar esos tres días en X'ian y regresar luego a Beijing para coger el tren.

No gracias, soldados de terracota no distraerían nuestra atención, y según los correos electrónicos envíados unas semanas antes por Sebas en los que no recomendaba esta visita, decidimos desestimar los consejos de visitar esta ciudad. Además, entre Nueva York, el Foro de Barcelona y apurando Port Aventura, no creo que nos perdamos soldados distintos a los que pudimos ver en estos sitios (disculpas a los entusiastas de estos soldados y los que disfrutaron en su visita).

Notas

1 refresco y 2 cervezas en mitad de la pza. de tiananmen
10 yuanes. (1 euro)
Botines nike (de las trompetas) mientras encontrábamos alojamiento
90 yuanes (9 euros)
Leo Hostel
270 yuanes hab. triple con baño, agua caliente, Tv y aire acondicionado.
Alquiler de bicis en el hostel
20 yuanes/día y 500 yuanes de fianza.
Comida para tres en restaurante (varios platos y bebida)
125 yuanes

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