domingo, 18 de marzo de 2007

Nuestro matrimonio

Domingo 24 de septiembre.

Lo primero que hicimos en la mañana fue solicitar en el hostel el TTB. Para ello entregamos nuestro pasaporte para que lo enviaran por fax y tuvimos que pagar por adelantado las tres noches de alojamiento. El permiso nos costó 550 yuanes (55 euros).

Sin nada más que hacer más que esperar a tener nuestro TTB, replanteamos nuestra estancia en Beijing: patearla hasta cansarnos.

Callejuelas, hutones, mercados y la visita a la Ciudad Prohibida ocuparon nuestro domingo en la capital.

Matrimonios a lo chino.

En los jardines de la Ciudad Prohibida vivimos una situación graciosa y comprometida al mismo tiempo, pero sorprendente en todo caso. A todo lo largo de uno de los canales que rodeaban uno de los palacios, se agolpaban multitud de hombres y mujeres de una edad ya avanzada con un solo propósito: arreglar matrimonio entre sus hijos.

Pudimos enterarnos de que esta costumbre antiguamente se cumplía a pie juntillas, pero que en la actualidad se mantenía como costumbre pero no se consumaban sin el pleno consentimiento de los jóvenes, osea, que actualmente la tradición se resumía en una simple agencia matrimonial en la que los padres ayudaban al acercamiento entres sus hijos y facilitaban esa primera cita. A alguno de nosotros no nos vendria mal...

Era increible verlos cada uno de ellos con carpetitas y libretas en la que tenían contactos de parejas potenciales para sus hijos, fotografías y no sé qué otras cosas que pudieran hablar bien de sus descendientes. Vamos, barriendo para casa.

Para darnos un respiro y tomarnos una frutita para reponer fuerzas, nos sentamos junto al canal, a continuación de la reunión de padres. Fuen entonces cuando empezaron a acercarse a nosotros. Al principio recelosos y no sabiendo muy bien qué hacíamos allí sentados. Esto iluminó la imaginación de Adolfo y se le ocurrió escribir en mi libreta una nota que decía algo como "Estamos solteros...".

Al principio todos pasaban, se paraban a leer pero nada. El cartelito en español no daba sus frutos. De repente una señora que no sabía español pero si podía manter una conversación aceptable en inglés, se nos acercó para conversar.

Nos contó que su hija vivía en Melbourne y que tenía no sé qué edad. Y que si no nos importaba apuntarnos su email. Incluso nos enseñó su foto. También nos preguntó en qué trabajábamos, si teníamos intención de matrimonio.

Acoso y derriboTodo aquello empezó a tomar otro cariz cuando empezaron a sumarse más y más curiosos. Aprovechando que ya teníamos una intérprete, nos empezaron a preguntar todos lo mismo, pero era muy curioso como la señora que primeramente nos abordó intentaba mantenernos en su atención para que desestimáramos las demas proposiciones de sus ahora competidores.



La cosa ya no hacía gracia, al menos a mí, y invité a los allí congregados que terminaran ya de hacer preguntitas porque aquí los solteros tenían prisa y se tenían que marchar.

Sobre las 18h, casi de noche, salimos de la Ciudad Prohibida y empezó a llover. Nos metimos en el primer bar que vimos y resultó ser el bar donde comimos los Dumplis más ricos que pudimos probar en todo el país. Buenísimos!

De regreso al hostel, y no muy lejos de Tiananmen, entramos en un establecimiento dedicado al Tíbet. Allí nos encontramos a unas simpáticas dependientas que estaban matando el tiempo con un juego un tanto extraño que se basaba en cantar números y decir no sé qué cuando te tocaba cantar uno de los números prohíbidos del juego.

Le echamos valor y nos unimos al juego. Sin duda, fuimos objetivos de sus rissas en nuestro intento de seguir el hilo del juego; terminaron invitándonos a té, bailándonos y regalándonos un bonito pañuelo de la amistad. Un buen rato.

"SanliTu"

Casi llegando de regreso a nuestro hostel, nos encontramos a uno de los chicos de la recepción, y aprovechamos para preguntarle por alguna zona copas. Nos recomendó una zona llamada "Sanlitú" o como se escriba. Nos lo escribió en mandarín y se lo enseñamos al primer taxista que vimos. Nos costó 30 yuanes (3 euros) desde Tiananmen.

En cuanto llegamos y bajamos del taxi nos abordaron muchísimas mujeres ofreciendo sus "Lady-Massages". Aquello era un hervidero de guiris y por tanto, un foco de oportunidades para los lugareños.

En una sola calle había concentrado muchísimos bares de copas, copas a precios occidentales, eso sí. Para los botellines de cervezas te pedían 30 yuanes (3 euros) pero les regateabas hasta que te las dejaran a 20. Era fácil, amenazabas con irte al bar de al lado y listo. Lo complicado era intentar convencer a cada camarero de un mismo local, ya que intentaban cobrarte de nuevo los 30 en cuanto pudieran, así que lo suyo era pedirle siempre al mismo camarero.

Era un domingo muerto. No había ambiente y casi todos los locales estaban vacíos. Por fin encontramos uno en el que había gente, bueno, más de tres personas. Entre ellas un brasileño con el que rápidamente encontramos tema de conversación: el Tíbet. Resultó que llevaba allí viviendo varios meses debido a negocios del padre. Y para matar el tiempo pues el chico había ido al Tíbet en el nuevo tren desde Beijing.

Era la primera persona que conocíamos que ya hubiera ido. Nos contó que había ido hacía un mes y medio y que él no había solicitado el TTB y tampoco nadie se lo pidió ni al subir al tren, ni durante el trayecto ni a su llegada. Nos dejó perplejos. De todas maneras ya teníamos pagado el permiso y sólo nos quedaba esperarlo para poder comprar nuestros billetes.

Además del brasileños conocimos a dos chicas catalanas que nos explicaron muchos truquitos para andar por este país. Una de ellas había repetido en varias ocasiones y tenía un buen amigo que llevaba años viviendo por allí. Una de las cosillas que nos explicó despejando nuestras dudas fue el fenómeno que todas las noches en Beijing nos dejaba con la boca abierta: las parejas paseando en pijama por la calle. Según esta chica es un síntoma clasista en estos tiempos de aperturismo que sufre el comunismo chino. En pocas palabras significaba: "tengo dinero como para comprar ropa para dormir, y me paseo por la ciudad en pijama para que todo el mundo lo sepa".

Dos o tres cervezas más y un buen chaparrón cerraron nuestra noche antes de irnos a descansar.

Notas

  • 3 calcetines "nike" de las trompetas del tipo tobillero: 15 yuanes.
  • mochila pequeña "north face" de las trompetas: 30 yuanes.
  • bollo de pan calentito: 1 yuan.
  • bañador "adidas" de las trompetas: 50 yuanes.
  • Entrada a la Ciudad Prohibida: 3 yuanes adultos y 1,5 yuanes estudiantes (*)
  • En el hostel, un refresco 5 yuanes.
  • 1 minuto y medio de llamada a España: 3 yuanes.
  • Desodorante roll-on: 30 yuanes (carísimo)
  • Hay tiendas de todo 2 yuanes (20 céntimos de euro)
  • En la pza. de Tiananmen 4 yuanes todo tipo de galletas y bebidas.
  • Bar cualquiera: 2 platos de pasta hervida, 2 cervezas 660 cc. y 2 refrescos: 40 yuanes.
  • Menú KFC 18 yuanes (cuando invitamos a la china que nos ayudó en la estación. Este fast-food es el delirio de los chinos.
  • Tienda de electrónica en la pza. de Tiananmen, aparentemente seria por su aspecto y por el de los dependientes, y en el que no se te ocurría regatear el precio marcado en sus productos: 1 SD Memory 1 Gb. marcada con 830 yuanes nos la dejaba a 200 yuanes. De todas maneras no nos la llevábamos porque nos parecía cara y además llevábamos un disco duro de viaje de 60 Gb. (gracias a los compis de viavansi ;-) )

*Enseñamos tres carnés distintos: alberguista caducado, federación de montaña y el del video club. La tía de la ventanilla decía que nanai, que no tenían foto....jejeje. Nosotros que sí, que valían, y la gente de la cola venga a protestar. Al final nos vendió la entrada de estudiantes.

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