domingo, 18 de marzo de 2007

Llegada a la capital

Viernes, 29 de septiembre.

amanacer en el camino Un fortísima luz que entraba por la ventana nos despertó. Un paisaje totalmente distinto al de la mañana anterior: altísimas montañas nevadas contrastaban con un interminable meseta que tardamos todo un día en atravesar.

Con tantas horas de viaje tuvimos más que suficiente para hacer una planificación de nuestra estancia en el Tíbet y darnos cuenta de que cinco días mal contados no eran prácticamente nada para hacer todo lo que teníamos pensado. Cuatro días en Beijing cuando pensábamos estar no más de dos, y otros dos días en el tren, sumaron cinco días preciosos para permitirnos hacer más cosas a nuestra llegada, como por ejemplo preparar la visita al campamento base del Everest (5200 m).

A todo esto había que añadirle los días de adaptación a la altura. Todo lo que leimos al respecto nos decía que al menos una semana había que estar en Lhasa para una aclimatación adecuada. Viajeros como los catalanes del tren que ya habían estado, nos decían que como mínimo 4 ó 5 días, y por encima de todo, el factor individual de adaptación de cada uno de nosotros, factor difícil de calcular.

A las 20,30h. llegamos a la estación de Lhasa. Allí nos despedimos de los catalanes y pillamos un bus que en 20 minutos nos llevaría hasta la ciudad. Tenía una única parada, en la Estación de Bus del Suburbio del Este.

Un taxi nos dejó por 10 yuanes en la puerta del hotel Yak, en pleno centro de la ciudad y desde el que pensábamos tantear los distintos alojamientos que por allí estaban situado. Nos habían recomendado el Yak y el SnowLand. Este útlimo estaba completo, así que nos alojamos en el Yak Hotel.

El hotel estaba muy bien: agua caliente 24h., servicio de lavandería, masajes, internet hasta las 3 de la madrugada. Nos dimos una ducha y salimos a dar una vuelta por todos los albergues, hoteles y bares de viajes, pues en los tablones de anuncios de estos sitios es donde se cocinan diariamente las excursiones a todos sitios. Los anuncios demandaban u ofrecían plazas para compartir vehículos 4x4.

tablón de anunciosLos había para todos sitios y de todas las duraciones, desde 4 días hasta 15 días. En todos ellos un factor en común: estar aclimatado. De no ser así nadie te querría en su todo terreno y fastidiar la travesía al resto.

Tras el paseo informativo, nos fuimos a la plaza de BackHor, centro de peregrinación. Allí cenamos en el restaurante Tibetan Lhasa Kitchen, el cual tenía un extenso "english menú", importante pedirlo si no tienen fotos de las comidas...

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